martes, 5 de julio de 2016

NO A LAS TELARAÑAS.

Sus pasos avanzaban sin descanso calle abajo, sus manos agitadas golpeaban el aire para darse impulso y así ayudarse, su respiración la acompañaba con cierta dificultad, era cuestión de minutos  en donde la joven pararía en seco para coger aire y de nuevo seguir...

Sus ganas por llegar a un sitio seguro era indiscutiblemente importante tal era así, que de ello dependía su vida. Su aliento al borde del abismo, se dejaba ver a causa del frío y la rapidez que exhalaba la protagonista. Se oían los sonidos de las botas en los charcos de agua. Sus recuerdos iban y venían como el simple y continuo movimiento de un péndulo.
Pasó seis años junto a su marido, hombre bruto de gran tamaño, mirada fija y desafiante. Al principio de conocerse era un hombre encantador traía dinero a casa, hacía la cena y bañaba a sus hijos. Años después perdió su trabajo y su vida se desmoronó. Unos gritos mezclados con un "lo siento"al principio, luego se intensificó, amenazas, insultos a los niños, golpes con moratones hacia su mujer...

Fue entonces, esa mañana cuando salió calle abajo, cerró la puerta de su casa con fuerza y salió corriendo hasta que su respiración y su aliento le indicaran amablemente que parase...

"No más, ya no..." pensó ella. De frente, la comisaría.



Sara Snezha Pozo Rodríguez.

domingo, 31 de enero de 2016

DULCE PRINCESA DE CUENTOS

En sus ojos de gata se podría ver a todos los hombres que habían pasado por su vida. Sus labios con llagas y sangre y su extrema delgadez nos señalaban la poca salud que tenía. El descuidado del pelo denotaba una larga vida por las calles oscuras y peligrosas de los barrios trasnochadores de Madrid.
En su juventud fue hermosa, con la piel suave y fina, su boca llena de pasión y ternura. Sus ojos de gata llenos de misterios sin resolver, su espalda fuerte y elegante decorada con un tatuaje chino, el Ying-Yang, sus ganas de vivir eran altísimas, pero su mala influencia le trajo a este mundo, cuando ejercía sus servicios nocturnos se acordaba de la niña que fue y que ya no volvería a ser como antes. Esos años llenos de alegría, logros y felicidad... todo se había ido. 
En una noche cerrada se alojó en un hostal con el dinero de su último cliente para pasar la noche en un sitio más caliente que en una casa de cartón, encendió la radio de la habitación y de fondo la canción de Sabina... "Entre la cirrosis y la sobredosis anda siempre muñeca...", apagada la radio, se acostó con lágrimas en los ojos... 




Sara Snezha Pozo Rodríguez. 

UN BUEN DESPERTAR

Al amanecer, tus labios encontraron mi frente suave y descansada, sin arrugas. El frío matutino nos despertó perezosamente, haciéndonos de rogar y haciendo todo lo posible para no levantarnos de la cama...
Tus manos me dijeron que te acariciase y te abrazara esa cintura que estaba pasando frío. No teníamos prisa, era sábado y nuestras ganas de quedarnos juntas, mirando el mar mientras que las sábanas nos arroparan, eran muchas. Tus labios todavía tenían el rastro del pigmento rojo que te pusiste la noche anterior, con los que me besaste y con los que me pude ir a lugares que nunca había estado...
Ahora, mis labios recorren a base de besos tu cuerpo. Desde tu hombro, a tus senos llegando a tu vientre, suave y ligeramente frío, tus gemidos todavía dormidos se despiertan y vuelven a cantar al compás de tus movimientos pélvicos a los que yo sin querer me vuelvo loca y mi razón se vuelve débil. Nuestros labios se dan los buenos días, al contrario que nuestros ojos que están cerrados, concentrándonos en el deporte labial que estamos ejerciendo.
Mis manos tocan tu cuerpo todavía dormido y tímido, ya tus gemidos eran parte de la ópera que nos proponíamos a finalizar y es entonces cuando tu cuerpo y tu me pide más movimiento que mis dedos sean más penetrantes y así poder llegar al deseado orgasmo...



Sara Snezha Pozo Rodríguez.  

lunes, 14 de septiembre de 2015

RETRATO CON RECUERDO.

Cara al descubierto, luz en los ojos, reflejo en su mirada, "una obra magnífica", dijo Aristóteles al ver la estatua, se quedó pensativo como si quisiera averiguar detrás de esa piedra dura y fría, los sentimientos que guardaba la dama... 
Fue tal obra que el artista, de avanzada edad, al terminar sus últimos golpes de martillo contra la piedra, se quedó de pie, a un metro de distancia. Su respiración se pausó y su cuerpo con dificultad se puso firme, como si de una reina se tratase agachó la cabeza en señal de respeto. El artista la miró, la tocó con sus manos ásperas y estropeadas tras el esfuerzo de alcanzar la belleza. De repente, una tímida y fría lágrima asomó desde el lagrimal del ojo derecho, el otro era de cristal y lloraba por un sólo ojo. Palpando el frío de la piedra y en su mano el martillo, se arrodilló a los pies de su obra y se tumbó, cansado ya no por su esfuerzo, sino por la edad y se durmió.
A la mañana siguiente, Aristóteles, amigo del artista, fue a su casa y quiso despertar a su amigo, éste no respondía, no respiraba, murió a los pies de su amada fría e impasible, bella e inalcanzable, entonces dijo Aristóteles: "Una obra magnífica, maestro..."


Sara Snezha Pozo Rodríguez.

sábado, 5 de septiembre de 2015

NO SIN MI CACAO

Son tus labios con los que puedes controlar mi estado de ánimo, con los que con un sólo roce en mi cuerpo resurge la pasión. 
Te alejaste cuando tus labios dejaron de mirarme, cuando tus ojos dejaron de hablarme, tu cuerpo estaba frío. Siempre estabas pendiente de mi, nos queríamos mucho. Nuestra relación se había extendido a lo largo de dos años, pero cuando en una noche inesperada me dijiste que te amara, que te amara como si fuera la última vez. Tus labios besaron los míos con cariño, nuestras lenguas se saludaron con ternura y nuestros ojos se miraron con pasión mezclada con deseo y avaricia y así estando en un continuo estado de éxtasis llegar a la locura y disfrutar de un placer perenne, como solíamos sentir cuando nuestras manos resbalaban por todas las curvas de nuestros cuerpos.
Era tan brutal ese momento... Pero cuando te alejaste y tus labios dejaron de mirarme, tus ojos no hablaban y tu cuerpo frío. Ahora nos separa una lápida para poder estar juntas, cuerpo con cuerpo. Mi deseo de estar contigo, otra vez, es mucho mayor que la pasión con la que me pediste que te amara, nunca pensé que tu ex-marido te volviera a ver para llevarte a la tumba, reina. 
Ha pasado tiempo, pero mis labios se resecan ahora no tengo los tuyos, vivo a base de mi cacao, cuando salgo siempre te tengo conmigo. 



Sara Snezha Pozo Rodríguez.


SIGUE LA CADENA.

Al igual que respiramos aire, ese mismo aire lo contiene el globo rojo de ese niño feliz que está en la feria con sus padres. Sin aire no seríamos nada, sin agua nos ahogaríamos de sed, sin aire nuestros pulmones se llenarían de nada y sin globo los pequeños serían infelices. 
Todo tiene sentido, son sucesos, emociones... 


Sara Snezha Pozo Rodríguez.

TU Y YO

Escuchando tus palabras, casi no prestaba atención. Mi mente estaba en otro punto del universo. Estaba analizando tus labios por donde salían tus distintos y suaves fonemas, tus ojos por donde se reflejaba mi cara, tu pequeña y chata nariz. 
Estábamos en un café cerca de tu casa, aunque había mucha gente, mi mente era capaz de abstraer a todos excepto a tí, tus ojos, tus labios, tus manos, tu cuerpo. Casi no recuerdo lo que dijiste, sin embargo sabía que era algo bueno, lo sabía porque esos ojos me despertaban seguridad, complicidad, sabía que tus palabras eran buenas porque empezaste a sonreír, me cogiste mi mano y te la llevaste a tu cara para que te acariciara... 



Sara Snezha Pozo Rodríguez.